Conocer Medellín va más allá de poder identificar sus calles y parques, sus siete cerros, sus edificios más emblemáticos o saberse las estaciones del Metro al derecho y al revés. Conocer la ciudad es también tener conciencia de su historia, de cómo el pasado sigue construyendo presente y de la realidad de cada individuo que la habita.
Con sus características particulares, los grupos poblaciones le dan vida y colores a la capital antioqueña. En esta ocasión, se pone la lupa sobre tres comunidades que necesitan reconocimiento y el restablecimiento de sus derechos fundamentales: las poblaciones étnicas, el colectivo LGBTIQ+ y las víctimas del conflicto armado.
Para reconocerlos, mejorar su calidad de vida y oportunidades, la Alcaldía de Medellín le apostó a la creación de nuevas dependencias enfocadas en eliminar las brechas sociales y construir paz territorial. Entre ellas están la Gerencia de Etnias, la Gerencia de Diversidades Sexuales e Identidades de Género y la Secretaría de la No Violencia.
Del amor por la comunidad
“Así como un artista espera del público un aplauso cuando termina una canción, o como un docente que cuando culmina una clase quiere que sus estudiantes le digan que aprendieron algo nuevo, nosotros como líderes queremos que al finalizar los encuentros con la municipalidad nos sintamos escuchados y atiendan nuestras necesidades particulares”, dice Edinson Rivas, director de la Corporación para el Desarrollo Afrodescendiente.
Edinson es padre de tres niñas. Es docente, licenciado en matemáticas y física de la Universidad Tecnológica de Chocó. Llegó a Medellín hace 12 años con un norte muy claro: trabajar por la comunidad. “Desde muy niño he estado muy pendiente de los procesos sociales. En Chocó ya lideraba organizaciones de jóvenes”. Esta experiencia le entregó las herramientas para forjar su propio camino en la ciudad, primero como presidente de la Junta de Acción Comunal de su barrio y ahora como director de la Mesa de la Población Afrodescendiente.
Hoy, su voz se escucha fuerte en la Gerencia de Etnias de Medellín que, entre sus mayores retos, busca dinamizar los espacios de encuentro que permitan la visibilización de la población negra, afrodescendiente, raizal y palenquera (NARP), conformada por cerca de 236.000 personas, así como fortalecer las alternativas de generación de ingresos que contribuyan a la disminución de brechas sociales.
La cooperación internacional es clave en el desarrollo de los procesos poblaciones. El trabajo de la ACI Medellín y su red de aliados se vuelve indispensable para atraer nuevas miradas, inversiones y acompañamiento de los distintos procesos sociales.

Autor: cortesía de la Gerencia de Etnias de Medellín.
Betsy Mayelis Romaña, profesional de apoyo misional de la Gerencia de Etnias, enfatiza en la desventaja del “goce y disfrute de los derechos fundamentales” a la que se enfrenta, no solo la población NARP, también la indígena. En Medellín existen cerca de 6.000 personas pertenecientes a 36 pueblos ancestrales. Eduardo Peña hace parte del pueblo Zenú y es originario de Tuchin, Córdoba, lugar de nacimiento del sombrero vueltiao.
Abrió su paso en Medellín estudiando Historia en la Universidad Nacional. Pronto, gracias a sus deseos de generar cambios, se convirtió en el presidente de uno de los ocho cabildos urbanos que hay en la ciudad: el Chibcariwak. “Sueño con seguir aportando por el reconocimiento de nuestros cabildos. Para la normativa colombiana no existen en la ciudad. El imaginario es que todos estamos en las zonas rurales y no. Somos muchos los que hemos llegado a las capitales buscando mejores oportunidades de vida”.
Desde la Gerencia ya se está trabajando en implementar una atención con enfoque étnico e integral para las familias indígenas, así como en generar condiciones de trabajo digno. “En el camino hemos encontrado estadísticas e historias que nos dicen que estas poblaciones están en desventaja frente al resto de la sociedad. Por eso, desde la Gerencia de Etnias llegamos para darle lugar a nuestras expectativas y proyecciones y trabajar por el cumplimiento de todos nuestros derechos”, agrega Betsy Mayelis Romaña.
Del respeto y la inclusión
Transformar la ciudad y sus imaginarios, desde el orgullo y el reconocimiento de las diferencias, es el primer paso para tener una Medellín con espacio para todos los colores, personalidades, creencias, gustos, identidades. El sueño detrás de la creación de la Gerencia para las Diversidades Sexuales e Identidades de Género es velar por los derechos de la comunidad LGBTIQ+, crear una ciudad donde la libertad no cueste la vida y todos y todas, sin excepción, tengan las mismas oportunidades de crecimiento personal y profesional.
Olga Patricia Llano es la gerente designada para liderar esta tarea y aplaude la generación de estrategias más ganadoras para la población. “Tener una gerencia nos permite desarrollar ideas y convertirlas en nuevas realidades. Empezamos haciendo estudios previos e identificando el panorama actual de las condiciones laborales de la población, así como un seguimiento del Plan Estratégico de la Política Pública LGBTI de Medellín (2018 – 2028) y determinar las alertas, ver que se está cumpliendo y qué nos falta”.
Dentro de los planes se está desarrollando un sistema de voluntariado para que lleguen más personas al Centro para la Diversidad Sexual y de Género, ubicado en el centro de Medellín, y educarlos sobre cómo pueden aportar al mejoramiento de las condiciones y oportunidades que tiene la población. También se está trabajando en la gestión de recursos para crear un hogar de acogida y una escuela de liderazgo que abarque todos los temas relacionados con la diversidad sexual y las identidades de género.
La Gerencia promueve la aplicación y sistematización de los procesos de orientación jurídica y acompañamiento en la cedulación, fundamental para la población trans.
La participación y la voz de la población es clave para impulsar cada iniciativa. “En diciembre de 2020 promovimos la Navidad de Colores, una estrategia para mostrarle a la ciudadanía cuerpos diversos y promover los talentos y roles de la población trans de Medellin, que ha sido tan estigmatizada por sus posturas no hegemónicas”, agrega la gerente Olga Patricia Llano.

Autor: Cortesía de la Gerencia para las Diversidades Sexuales e Identidades de Género.
Dulce María Penagos participa constantemente de las actividades que tienen lugar en el Centro para la Diversidad Sexual y de Género. Con su valentía y pasión, sueña con ser inspiración para otras mujeres trans. Desde pequeña quiso ser mamá, tener un bebé. Hace algunos años tomó la decisión de convertir esa idea en una realidad así que buscó en la comunidad trans un compañero. “Después de mucho tiempo y buscar a la persona adecuada llegué a un acuerdo con mi amigo Julián (…) Definimos que serían tres intentos y efectivamente lo logramos con la última oportunidad. Me mostró súper emocionado las dos rayitas en la prueba de embarazo”, cuenta Dulce. Hoy mamá y papá están felices con su bebé llamado Miguel Angel. “El embarazo tuvo sus momentos complejos, pero nos apoyamos todo el tiempo. Si uno se lo propone puede lograr muchas cosas”.
Sueño con romper estereotipos e inspirar a otras mujeres trans que quieran ser mamás a que lo hagan. Mientras quieran hacerlo con el corazón, todo es posible”.
Dulce María Penagos
De la valentía y la solidaridad
Anaydalit Delgado es la coordinadora de la Mesa de Participación de Víctimas de Medellín y líder de la Asociación de desplazados y mujeres de Antioquia. Nació en el Bagre, Antioquia, donde intentó múltiples veces emprender con su propio negocio, pero las extorsiones y las amenazas constantes la obligaron a forjar un camino diferente en Medellín. “Llegué a estudiar enfermería. Sin embargo, cuando terminé volví al Bagre a seguir trabajando con mi esposo. Pero los conflictos seguían y sobrevivir así era muy difícil”, cuenta.
Un día a las 6:00 a.m. las Farc la sacó de su casa. Se fue con una de sus hijas y la ropa que llevaba puesta. Volvió a la capital antioqueña en 2006, esta vez para quedarse. “Para ese entonces el Sena estaba muy involucrado con el apoyo a las víctimas. Allí aprendí muchísimo y conocí a otras personas que también habían vivido casos similares al mío”. Así nace la Asociación de desplazados y mujeres de Antioquia.
Por Anaydalit y su historia, que es la de muchos colombianos, por cada persona que ha sido víctima del conflicto armado se creó la Secretaría de la No Violencia. Como explica su secretario, Juan Carlos Upegui, es una propuesta que sigue un principio fundamental: la vida es sagrada. “Así impulsamos un enfoque de protección de la vida desde todos los frentes de la Alcaldía: movilidad, seguridad, inclusión. Vimos la necesidad de poder acompañar a las víctimas en la búsqueda de justicia y verdad con mayor fortaleza”. Añade que también es muy importante acompañar a los excombatientes en su tránsito hacia la vida civil y a la población carcelaria que, históricamente, ha sufrido la exclusión y la falta de acceso a muchos de sus derechos.
Mi sueño es transformar el pasado en una oportunidad de aprendizaje y de inspiración para el mundo, que Medellín sea reconocida mundialmente como un epicentro de reconciliación, como un laboratorio de paz”.
Juan Carlos Upegui

Autor: cortesía de la Secretaría de la No Violencia.
Uno de los principales retos es la implementación de los acuerdos de paz en Medellín y el objetivo es lograrlo con la comunidad: “Aprender a resolver los distintos conflictos y transformarlos por las vías pacíficas. Se trata de cambiar un poco el chip cultural de la ciudad, que si bien ha logrado avances significativos en la reducción de la violencia, todavía tiene retos importantes y esa transformación cultural es uno de ellos”, enfatiza el secretario.
Educación y acción. La primera para el reconocimiento de cada individuo y sus particularidades, su historia y su contexto. La segunda para que las ideas y proyectos emprendidos por estas dependencias apoyen con resultados reales a la población y de la misma forma acercar a la institucionalidad al cumplimiento del Plan de Desarrollo Medellín Futuro 2020-2023.