Sergio Gil dice que trabajar como músico profesional es como tener una tienda de barrio, hay que ofrecer de todo “para ir sumando”. Así, da clases de guitarra, contrabajo y bajo eléctrico en una academia en Caldas, Antioquia, que se llama Viva la música, mientras estudia piano con el fin de ampliar esa oferta. Toca el bajo en La Furruska, una banda de ska, y tiene un proyecto de música tropical en formato acústico que se llama Mar del Ser. También compone, es músico de sesión y en 2016 arrancó con Cristian Mejía, María Isabel Hurtado y Marcela Forero, Backing Rap, una agrupación que quiere ser encuentro entre la música y la literatura.
“No es por negocio, lo hacemos por ocio / Damos lugar a pensamientos necios / Son ciertos silencios y ruidos que cargo / Son varios miedos que ahora descarto”, dicen en el sencillo Ocio de su primera grabación. La música, más que una forma de hacer dinero, que aclara Sergio es una necesidad humana, es una manera de expresarse y disfrutar la vida, que termina por contagiar a quien la comparte.
Para la Backing Rap, 2020 ha sido un año especialmente productivo, contrario a lo que se podría suponer por la situación de salud pública alrededor del mundo. En mayo fueron seleccionados en la convocatoria del Programa Estímulos para el Arte y la Cultura Agenda Cultural 2020 – Casas de Cultura, que define las agendas de estos espacios culturales de la ciudad, pero como estos lugares se cerraron al público, varias dependencias de la Alcaldía de Medellín unieron esfuerzos en una iniciativa que permitió la reactivación del sector cultural y pudo llevar arte a los ciudadanos que se encontraban en aislamiento preventivo obligatorio: la Ruta Medellín Me Cuida.

Un respiro en la cuarentena
Subidos en la parte trasera de un camión que fue adecuado como un escenario profesional, la Backing Rap y otras 20 agrupaciones recorrieron, durante los meses de mayo y junio, 150 kilómetros mientras atravesaban 80 barrios de la ciudad. “A nosotros, la Secretaría de Cultura nos invitó a ser parte del primer piloto, no sabíamos si iba a funcionar, pero fue maravilloso”, cuenta Harrison Palacios, director de Explosión Negra, una agrupación que combina los ritmos autóctonos del Pacífico colombiano con elementos modernos como el hip hop y algunos sonidos electrónicos.
“Esa primera experiencia se hizo en la comuna 16, en el barrio Belén, y fue genial, porque llevábamos en este tiempo dos meses de la cuarentena, todo estaba parado y todo el mundo encerrado, entonces tener esa oportunidad fue un gran aliciente, un alivio al alma”, dice Harrison. Una imagen que no olvida es la de una abuela bailando con su nieto en el portal, un recuerdo que contó en el seminario virtual ¿Cómo pueden las ciudades apoyar directamente a sus músicos?, organizado por Music Cities Events para acompañar la entrega del premio a la Mejor Iniciativa de una Ciudad para Apoyar Directamente a sus Músicos que se le otorgó a la Ruta Medellín Me Cuida el 23 de septiembre.
Este reconocimiento cuya postulación se gestionó en la ACI Medellín, es una forma de reafirmar que estamos en “una ciudad creativa y artística, que nosotros seguimos apostando al arte y a la cultura como herramientas para un proceso de transformación social, pero también de integración del sector artístico con el estado, para trabajar muy de la mano y, sobre todo, para mantener eso que ha tenido Medellín de ser una ciudad creativa e innovadora al resolver sus problemas en los momentos más difíciles”, afirma Álvaro Narváez, subsecretario de arte y cultura en la dirección de arte, escena y eventos.
Para Narváez, el premio es un “golpe de ánimo” para continuar trabajando. Luego de la Ruta se hicieron en el mismo formato Danza por la Vida y Circo de la Esperanza, recorridos que también apoyaron a los profesionales de esas dos disciplinas. “Cuando nos presentamos a estos premios, donde hay varios proyectos de distintas ciudades participando, entramos a los foros y contamos cómo es que estamos acompañando a los artistas, lo que estamos demostrando es que Medellín es una gran ciudad creativa, que hay mucho talento local y esto nos pone en otro discurso en el mundo, empiezan a ver la ciudad como un lugar valioso para la creación”, explica el subsecretario.

Trabajo constante
Este no es el único reconocimiento que ha recibido Medellín en 2020 por su empeño en utilizar las herramientas del arte y la cultura para la transformación social. El 28 de mayo le otorgaron el Premio Internacional CGLU – Ciudad de México – Cultura 21 por su Red de Prácticas Artísticas y Culturales, al que se llegó por gestión de la Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana – ACI Medellín. “Hemos venido trabajando con la ACI Medellín hace mucho con el programa Medellín, ciudad creativa de la música y cuando llegamos a la administración decidimos que íbamos a poner a la ciudad a participar en premios internacionales porque creemos en el talento local”, cuenta Narváez.
“Es un arduo trabajo porque al año podemos postular cerca de 15 iniciativas a premios internacionales. Estamos seguros de que nuestro trabajo ayuda a visibilizar que nuestra ciudad está haciendo las cosas bien, que somos un buen aliado para trabajar y que nos esforzamos día a día por continuar con nuestro proceso de transformación y desarrollo”, afirma Eleonora Betancur González, directora ejecutiva de ACI Medellín.
Para Harrison Palacios, hace falta que los ciudadanos tengan la misma fe que tienen las entidades estatales en el talento local y que lo apoyen. “A veces la gente no le presta tanta atención a lo local, pero tenemos demasiadas expresiones, demasiado talento y también ahora en tiempos de aislamiento hay muchos proyectos artísticos que empezaron a hacer su trabajo desde lo virtual, entonces la invitación es a que la gente apoye estas iniciativas y se conecte”, afirma.
El camino de la reinvención
Los eventos masivos, la principal fuente de ingresos para el sector cultural, están suspendidos desde marzo de este año, cuando empezaron a subir los contagios por COVID-19 en Colombia. Fue el primer sector en parar sus actividades y probablemente sea el último en volver a la normalidad. Artistas y empresarios han echado mano de su creatividad para mantener vivo su oficio con eventos virtuales o autoconciertos, sin embargo, no ha sido una transición fácil y los ingresos no son los mismos. El reto para el gremio es seguir explorando las opciones y para el público y los mismos artistas es aprender a disfrutar de otras formas de presentar y consumir la cultura.
Así como Sergio Gil, que no para de moverse para continuar viviendo su pasión por la música, para la cultura en Medellín vienen diferentes eventos que se reinventaron para permanecer, como la Feria de Flores, que también tendrá recorridos por la ciudad para llevar la cultura silletera a los barrios, y el Festival Altavoz Internacional, a finales de año. A este evento también clasificó Backing Rap en la tarima alternativa, por convocatoria pública.
La música no solo es una forma de vida para cientos de artistas y gestores, científicos alrededor del mundo han estudiado su poder para reducir la frecuencia cardiaca, bajar la presión sanguínea, reducir los niveles de hormonas del estrés y proveer alivio a pacientes que han pasado por cirugías, al igual que a víctimas de derrames cerebrales y ataques cardíacos. Incluso se han hecho estudios que concluyen que disfrutar regularmente de eventos culturales, entre los que figuran conciertos y obras de teatro, puede aumentar la esperanza de vida. Aunque no se hicieron observaciones científicas durante la Ruta Medellín Me Cuida, tanto artistas como público pueden afirmar que fue un respiro y una muestra del poder transformador de la cultura.